Con la vista recorriendo un sendero desconocido,
te fuiste. ¡Sin nada¡
Y sin embargo no encuentro tu sonrisa.
¿Dónde quedó la luz de tu mirada?
¿Dónde tu amor y tu sabiduría?
¿Dónde han quedado?
Quiero creer que:
En los muros del vacío quedó la esencia,
suavemente reposada.
Como en mis labios los tuyos.
Y en mis ojos tu mirada.
Y en mis oídos cantando,
¡esa sonrisa!,
llenándolo todo..., todo.
Ayer, hoy y siempre, alma impregnada.
De amor, de pasión
y de ausencia.
Jorge Castro